Días de lluvia

Los días sin sol. La casita azul se queda congelada, igual que yo.  Días raros, pero por encima del suficiente, de 5,7 más o menos. Días de mucha soledad, o de compañía solitaria, de esa compañía con la que no fuerzas y sigues estando solo aunque haya alguien cerca que te da la mano. Días de lluvia, de barrizales, de caracoles y lombrices, días de limpieza. El mar está enfadado, ruge y ruge, solo grita y rompe todo. No amansa, no escucha. Días de sentirse pequeño ante la tormenta, de esconderse debajo de la manta, de pasar un poco de miedo y abandonar nuestros egos.  Estos días así, raros, tomo consciencia de lo que soy y gasto toda mi energía en aquello que me apasiona, y en todo lo demás soy un absoluto DESASTRE. Suerte que ahora nadie me ve, y mi solitaria compañía me quiere se así , dentro de la catástrofe. Yo aún no aprendí a quererme del todo, aunque sin aceptarme, me respeto. Sin quererme, me compadezco. Y así voy sobreviviendo a los días de lluvia. 

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