28 Oct MAYO
Fue en mayo cuando volvimos a andar, quizás más que nunca. Caminamos sobre antiguos senderos que ahora estaban cubiertos de la verde hierba del norte y las flores violetas de la primavera. Durante ese mes pudimos nadar en un mar en el que nos sentimos intrusos ante la reconquista que los peces hicieron de sus antiguos dominios. Las orillas volvieron a ser orillas en lugar de playas. Fue en mayo cuando volvimos a abrazarnos y cogimos la costumbre de sostener los abrazos en el tiempo para robarle minutos al reloj. En ese tiempo se hablaba menos y se hacía más. Nos olvidamos de las conversaciones superfluas y cuidamos cada segundo que vivíamos para que resto de las horas cuidaran de nosotros. Fue en mayo cuando la tierra estaba más bonita que nunca y cada rayo de sol nos seducía para salir ahí fuera a VIVIR en mayúsculas. Fue en mayo cuando nos dimos cuenta de que somos una especie en peligro de extinción y que llevábamos 60 días escondidos en nuestra madriguera con miedo a salir de ella para buscar alimento. Fue en mayo cuando aprendimos a vivir como cualquier animal de este planeta: con miedo a morir, pero con el valor de disfrutar mientras estemos vivos.
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